Esa era la razón por la que amaba su cámara, podía llevarla a todos lados y captar cosas maravillosas, como él. El chico de la guitarra que era simplemente hermoso; tenía el cabello rizado y corto, ojos pequeños de color marrón a los que el sol le sacaba pequeños destellos, nariz respingada y labios carnosos; los hombros anchos brazos fuertes y dedos ligeros que se movían como una pluma sobre las cuerdas. Todo esto sin mencionar los 1, 80 que debía medir, lo bien que tocaba y la hermosa voz con la que entonaba una canción.
Era sin duda la mejor voz que había escuchado en su corta vida, pero ella, como cineasta, captaba algo más. Pasión, como si su voz, su guitarra y las palabras que entonaba fueran lo mejor de la vida. Y lo entendía, para ella, su cámara era su posesión más preciada.
El chico la miró, o más bien a la cámara, y dirigió una fugaz sonrisa que desapareció casi al mismo tiempo que la esbozó. Lorayne se alegró de poder haberla captado con la cámara. La canción terminó con unos cuantos acordes, y el chico sostuvo la última nota hasta que los vestigios de los acordes no se volvieron a escuchar. La gente que estaba escuchándolo comenzó a dispersarse, algunos dejándole propinas y billetes en el estuche que se encontraba en el suelo, pero ella se quedó ahí de pie, con la cámara encendida y enfocada en los movimientos del cantante.
Nick se sentó en el borde de la fuente y comenzó a afinar la guitarra, al menos hasta que se percató que la chica de cara bonita y vestida desarregladamente aun seguía enfocándolo con la cámara. Finalmente levantó la cabeza y la observó. Si, era bonita, llevaba el cabello castaño dorado atado en una coleta y el flequillo para un lado y lacio hacía resaltar unos hermosos y grandes ojos de un profundo color azul; vestía una remera de los Rolling Stones, un short de un azul desgastado y Converse blancas.
-¿Puedo ayudarte? –preguntó. La chica lo miró con el ceño fruncido y luego hizo una mueca a la cámara.
-No, no, tú sigue haciendo lo que hacías –le dijo sin mirarlo.
-¿Entonces que tal si tú me ayudas a mí? –esta vez lo miró, curiosa. Asintió con la cabeza-. ¿Puedo saber por qué estas filmándome?
-Ahh, eso. Soy aspirante a cineasta, y hoy estoy filmando todo lo que me resulte interesante, y tú lo eres –le sonrió-. Tocas muy bien, y cantas aún mejor –lo elogió.
-Gracias.
-Eres músico, supongo.
-Algo así.
-¿Algo así? –Ella soltó una corta carcajada-. Amigo, en esta vida o eres o no eres.
-De acuerdo, soy aspirante a músico –dijo con las mismas palabras que ella había usado antes.
-Eso está mejor –apagó la cámara-. ¿Eres de por aquí?
-No, soy de Nueva Yersey.
-¿Yersey? ¿Qué se te perdió en Nueva York? –dijo divertida.
-La suerte. ¿Estudias cine?
-Si, pero no aquí. Estoy visitando a mis padres. ¿Tú escribiste esa canción? –otra vez volvió a ponerlo a él como tema principal. Nick no tuvo más remedio que asentir.
-Junto con unos amigos.
-Me gustaría oírlos. Si tú suenas muy bien entonces juntos deben ser excelentes.
-Me gustaría que los de las disqueras pensaran igual –dijo desanimado.
-¿No han tenido suerte?
-No mucha –admitió.
Miley no pudo hacer caso omiso a su instinto por ayudarlo. Su padre lo amaría si lo escuchase, era la clase de chico que le gustaban a las adolescentes: jóven, guapo, con buena voz… seguramente no se negaría. Pero para eso, miley debía hacer algo grandioso, algo a lo que Mark Seill no pudiera negarse.
-Ven conmigo –le dijo-. Tu buena suerte acaba de llegar.
-¿Bromeas no? Ni si quiera te conozco –ella se encogió de hombros.
-No hace falta. Créeme, soy tu amuleto de la suerte, serás una estrella muy pronto.
Nick pensó que estaba loca. Simplemente se había quedado ahí filmándolo, y ahora le decía que lo convertiría en una estrella. Tal vez estuviera loca, pero quizá ella es lo que necesitas para dar el salto a la fama, dijo una voz. De todas formas no tenía nada que perder. Sin más, se puso de pie.
-Por cierto estrella, ¿cuál es tu nombre?
-Nick, Nick Jonas.
-Nick Jonas hoy, autor de los discos más vendidos mañana. ¿Y tú y tus hermanos tienen un nombre para la banda?
-Nick Jonas and The Administration.
-Interesante… es un gran nombre.
-¿Y cual es el tuyo?
-¿El mío qué? –preguntó confundida.
-Tu nombre
-lucky –le dijo acompañado de una sonrisa. Nick la miró atónito.
-Debes estar bromeando –ella rió.
-En realidad si. Pero no hace falta que conozcas mi verdadero nombre. Lucky es mi nombre artístico y se me conocerá así cuando sea una gran cineasta.
Nick no le hizo más preguntas, tenía miedo de saber las respuestas. Lucky (o sea miley) era una chica rara, excéntrica, pero tenía una mente increíblemente astuta e imaginativa, y lo demostró cuando sus amigos se reunieron con ellos en el Central Parck y de ahí, miley los guió hasta un estudio, uno verdadero y de lo más moderno, equipado con diferentes guitarras, dos baterías y varios micrófonos. Estuvieron ahí metidos al menos tres horas, siguiendo las indicaciones de Miley y haciendo lo que ellos sabían ante la cámara. Al final, ella les aseguró que el demo había quedado perfecto. Les dio un CD a ellos y ella se quedó con otro.
-Bueno Nick, fue un placer haberte conocido –le dijo mientras sus amigos iban por el auto y ellos dos los esperaban en la acera.
-Lo mismo digo, aunque de verdad me gustaría saber tu verdadero nombre.
-Lo sabrás en su momento, lo prometo. Pero hasta entonces, no te olvides de Lucky –se sacó una de las muchas pulseras que llevaba en la muñeca izquierda; era de goma, de color negro y en letras rojas decía: “you make your luck” y se la entregó.
-No, no puedo aceptarla.
-Claro que puedes, es para que recuerdes que debes tener fe y para que recuerdes mi nombre. Además, soy cineasta, estas son las cosas que nos impulsan a filmar –le sonrió y lo tomó de la mano para ponerle ella misma la pulsera-. No me olvides cuando seas una estrella.
-No podría aunque no me convirtiera en una –ella negó con la cabeza.
-Debes dejar de ser tan pesimista –le reprochó. Sin poder evitarlo, Miley se acercó a él y lo besó en la mejilla, deteniéndose unos segundos ahí para sentir la tersura de su piel y luego se alejó-. Y gracias por haber confiado en mí –lo saludó con la mano y una sonrisa antes de alejarse caminando.
1 año después.
Nick se encontraba sentado en un gran sillón de cuero en el estudio de Marck Saill dueño de “Saill Records”, esperando a la mujer que filmaría el primer video de la banda. Según Mark, ella era grandiosa, y haría un gran video de lo que sería la cancón principal del disco, “Who I am”.
-Señor Mark, Miley está aquí –le anunció la asistente.
-Genial, hazla pasar por favor Lily.
-Hola papá –escuchó que decía una voz reconocida. Inmediatamente levantó la cabeza y se encontró con Lucky besando en la mejilla a Mark. ¿Era real? Ambos debieron darse cuenta de su cara de asombro ya que rieron a coro-. Te dije que era tu amuleto de la suerte.
-Bueno, los dejaré para que trabajen –luego de despedirse de su hija, de recordarle a ella que debía trabajar y no jugar, y lanzarle una mirada de advertencia a Nick, se retiró.
-¿Cómo…? Esto es… increíble.
-Lamento haberte echo esperar tanto –le sonrió-. Que tal si luego de que te cuente lo que tengo planeado me invitas a comer algo.
Nick sonrió. En verdad ella era su amuleto de la suerte.
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ME ENCANTO SEGUILA!
ResponderEliminarohhh me encantaron las historias siguelaaaa tan lindo los dos como los amo hehe enfin subeeeee
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